La cisticercosis humana es una anomalía del ciclo normal de la Tenia vigilada de cerca por los Veterinarios Oficiales.
Esta y
otras zoonosis son un riesgo creciente que puede agravarse por una mala gestión
de este Cuerpo de Facultativos.
Oviedo, miércoles 25 de abril de 2018. En los últimos días los
medios de prensa se han hecho eco de los estudios que indican un aumento de la
cisticercosis humana en ciertas regiones de España.
Desde SIVEPA queremos señalar que
la cisticercosis humana se trata de
una anomalía del ciclo natural del parásito Taenia
solium, ya que
normalmente utiliza al porcino como hospedador intermedio. En él se desarrolla
la forma larvaria o cisticerco y, el humano, al ingerir partes de ese animal
poco cocinadas, desarrolla el parásito intestinal conocido comúnmente como
Tenia o Solitaria. Esta Tenia produce huevos que el hombre elimina en las heces
al medio y el porcino se infesta desarrollando nuevamente cisticercosis. El
problema surge cuando los huevos que elimina el ser humano por las heces son
ingeridos por otro ser humano por contaminación fecal-oral; aquí el parásito,
“se confunde” ya que el hombre y el porcino comparten numerosos aspectos
fisiológicos, y se desarrolla la cisticercosis en la persona.
El control de este tipo de zoonosis corresponde mayoritariamente al
Facultativo Veterinario, que ataja el riesgo desde varios puntos
diferentes. Para que el ser humano no se infecte y desarrolle la Tenia, el
Cuerpo Sanitario Veterinario realiza el control
de canales de matadero donde se elimina la carne detectada con
cisticercosis, disminuyendo el riesgo de que llegue al consumo; añadido a esto,
los veterinarios realizan las inspecciones
de sanidad en que se controla que en la hostelería y otras empresas
alimentarias se realicen los tratamientos térmicos que destruyen los
cisticercos no detectados en matadero. Por otro lado, para que un
humano afectado por la Tenia no infecte a otro ser humano y le produzca la
peligrosa cisticercosis, estos Facultativos controlan que las prácticas de higiene y manipulación de alimentos
sean las adecuadas en todo tipo de negocios relacionados con la alimentación
humana.
No obstante, desde este sindicato
queremos señalar que ésta y otras
zoonosis son un riesgo creciente no sólo por los movimientos humanos
migratorios y turísticos como recoge la OMS (Organización Mundial de la Salud)
y la OIE (Oficina Internacional de Epizootias), sino que, en nuestra comunidad
autónoma y alguna otra, podrían estar siendo agravados por una pésima política de gestión el Cuerpo Facultativo
de Veterinarios de Salud Pública.
Los veterinarios son el Cuerpo
Sanitario al que corresponde por Ley y conocimientos académicos la protección y
prevención de la Salud Pública en todo lo relativo a los alimentos que
consumimos y las enfermedades que se transmiten desde los animales al hombre;
sin embargo, desde que se traspasaran las competencias en sanidad a nuestra
comunidad autónoma, se expulsó del
sistema sanitario asistencial (hoy día el SESPA) al antiguo Veterinario Titular
dependiente del Ministerio de Sanidad y, el Cuerpo Veterinario resultante, se
fraccionó entre la Agencia de Sanidad Ambiental y Consumo (ASAC), que está
fuera del SESPA, y la Dirección General de Ganadería. Esto ha producido muchos problemas
discriminatorios que, sin duda, afectan a la calidad de la vigilancia de la
Salud Pública; el primero es que al estar fuera del SESPA los puestos
de Inspector de Sanidad, ya de por sí escasos para el volumen de empresas a
inspeccionar, han sufrido las restricciones de la Administración General en
cuanto a la reposición durante la crisis, en lugar de tener asegurado un 100%
de reposición como el resto de sanitarios del SESPA. En segundo lugar, su
formación y actualización está mermada puesto que no pueden acceder a la
carrera sanitaria como les corresponde y se les obliga a la carrera profesional
general que no valora los méritos y preparación sanitaria. En tercer lugar, la
división del Cuerpo Veterinario entre ganadería y la ASAC produce problemas de
coordinación dentro del mismo y disminuye la eficacia de la defensa de la Salud
Pública, y eso sin mencionar que, los Inspectores de Salud Pública que dependen
de ganadería, pertenecen a una consejería cuyo principal objetivo es la mejora
de las producciones agrícolas y ganaderas y no la defensa de la salud humana.
Por todo ello, sin duda, el riesgo potencial de esta enfermedad y de
otras similares disminuiría probablemente si los veterinarios estuvieran, como
les corresponde, integrados de nuevo dentro del Sistema Nacional de Salud, y en
una única Categoría o Cuerpo que dependa orgánicamente de las autoridades
sanitarias, y no divididos en diferentes consejerías como están en la
actualidad.
Oviedo a 25 de abril de
2018
Dr. José Fernández
Romojaro
Presidente del Sindicato Veterinario Profesional de Asturias
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